Romans Capítulo 1
La introducción, abarca los primeros 17 versículos del capítulo 1, y esta sección se subdivide a su vez de la manera siguiente: Los primeros 7 versículos contienen el saludo personal de Pablo. Luego, en los versículos 8-13 tenemos el propósito que tuvo Pablo en escribir esta carta. Entonces en los versículos 14-17 tenemos tres cosas que caracterizan a Pablo.
Ahora, al comenzar este estudio del primer versículo, le pido que por favor preste cuidadosa atención a medida que vayamos avanzando a través de esta gran Epístola del apóstol Pablo:
Los saludos personales de Pablo
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios. [Ro. 1:1]
En primer lugar, deseo mencionar que las dos palabras “a ser” no aparecen en los manuscritos originales. En otras palabras, este versículo debiera leerse así: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado un apóstol, apartado para el evangelio de Dios”
. Quiero que note que Pablo se identifica a sí mismo como un siervo en esta Epístola. La palabra que se usa en el griego es “doulos” que significa esclavo; o sea, que Pablo es esclavo de Jesucristo. Ahora bien, él es un apóstol, pero primero él se identifica como un esclavo, como alguien obligado a servir. Es importante que note esto porque Pablo tomó este lugar voluntariamente. Amigo, el Señor Jesucristo nos amó y se dio a Sí mismo por nosotros. Pero es muy diferente notar que Él nunca nos obliga a ser Sus esclavos. Usted tiene que tomar ese paso voluntariamente, y acudir a Él y hacerse un esclavo y servidor de Jesucristo. ¡Esto es algo tan maravilloso! Es indecible el hecho que cuando Él le salva, no le obligará a servirle.
Note que el Señor Jesucristo hasta tuvo esta actitud hacia Jerusalén, pues, en Mateo 23:37, dice: ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! En otra ocasión tenemos al Señor Jesucristo diciendo en Juan 5:40: Y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Jesucristo, pues, nunca le obligará, amigo. Usted tiene que hacer esto de su propia cuenta. Usted tiene que venir a Él, pero usted tiene el privilegio de hacerse esclavo en servicio a Jesucristo.
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