Romanos Capítulo 1(C)

 Nuestro temor es que haya un énfasis exagerado en cuanto a la separación de algo. Son muchos los que usan esta palabra en un sentido totalmente negativo. Es como si comprendiesen la vida cristiana, como si consistiera en solamente despojarse de esto o de aquello. Sólo pueden recitar una larga lista de las cosas que no hacen. Si uno les pregunta acerca de la vida cristiana, responden que consiste en no bailar, no fumar, no tomar bebidas embriagantes, no jugar la lotería, y muchos otros “no”. Temo que tales personas han perdido su perspectiva espiritual, pues, lo de mayor importancia es el ser separado para algo. Permítame preguntarle: ¿para qué está usted separado? No le estoy preguntando: ¿de qué se ha separado usted? Lo importante es estar separado para algo. 

Permítame ilustrar lo que estoy diciendo, con una porción del Nuevo Testamento. En 1 Tesalonicenses 1:9, Pablo indica que los creyentes que vivían en Tesalónica, cuando aceptaron a Cristo como su Salvador personal, se convirtieron; o sea, se apartaron de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero. Ahora, no creo que ellos se pararan en alguna reunión o asamblea cristiana para decir: “Yo ya no voy al templo de Apolo”. No había ninguna necesidad de decir tal cosa. Ellos estaban separados para servir a Cristo. Cuando uno está separado para Él, no necesita además estar separado de algo.

Ya puedo oír a alguien preguntando, pero ¿no es necesario que un creyente en Cristo se separe de algo? Es más que seguro que quien formula tal pregunta ya tenga una lista de todo lo que el creyente no debe hacer. Creo que es precisamente debido a este énfasis distorsionado en la separación negativa, que tenemos tantas vidas estériles hoy en día. Están dispuestas a separarse de algo. No tienen gozo y se tornan criticones y hasta cínicos. Amigo, es necesario que usted se separe para Cristo. Si usted está dispuesto a separarse para Cristo, entonces automáticamente ocurre la separación de lo demás. 

Volviendo ahora al ejemplo del matrimonio, en una ceremonia matrimonial, el novio no se va a parar y leer una larga lista de todo aquello de lo cual él se va a separar. El novio simplemente promete amar y entregarse únicamente a su prometida y a nadie más. Esto indica separación; separación para algo. Sin embargo, parece que hay muchos cristianos hoy en día, que creen que es suficiente apartarse de algo, y eso es todo lo que hacen. Lo importante es apartarse para algo y no de algo. Si usted se ha separado para el Señor Jesús, entonces usted no tendrá que preocuparse si se ha separado de algo. Es muy interesante el resultado práctico de tal separación positiva. Significa que usted vivirá una vida que despierta interés y simpatía, y no una vida que decepcione. 

Se cuenta que una vez una niñita dijo: “Los cristianos son como la sal. La sal produce la sed en uno”. ¡Piénselo bien! Mientras tanto conteste usted: ¿qué está haciendo usted para provocar en otra persona una sed de Jesús? Él es el Agua de la Vida. ¿Estamos creando una sed por esta Agua? 

Otro aspecto interesante en cuanto a esta palabra “separación” es que en el griego proviene de la misma palabra de donde recibimos la palabra “horizonte”. He notado que cuando uno se remonta en un avión, mientras más alto esté, más extenso es el horizonte. Recuerdo cierta vez cuando viajé en un avión que despegó del Aeropuerto de la ciudad de Medellín, en Colombia. Cuando el avión comenzó a subir, no se podía ver casi nada. Traté de ver si podía divisar alguno de los puntos de la ciudad, en los cuales habíamos estado. Al principio no se podía ver casi nada. Pero, después de poco tiempo, mientras cobrábamos altura, comencé a ver aquellos puntos, o algunos de los puntos en los cuales habíamos estado. Desde esas alturas uno podría verlo, prácticamente todo. Mientras más nos remontábamos, más amplio se tornaba el horizonte. 

Así también es tan maravilloso ser separado para Cristo, porque Él le trae nuevos horizontes a la vida, horizontes sumamente amplios y extensos. Uno recibe una nueva vida en Cristo Jesús. Y ¡cuán maravillosa es esa nueva vida! Le trae a uno una nueva apreciación de la vida. Lo que quiero decir es esto: Pablo dijo en 1 Corintios 13:11, que cuando él era un niño, hablaba como niño, se portaba como niño, pero que cuando llegó a ser hombre dejó a un lado las cosas de niños. No sé cómo será en el caso suyo, pero cuando yo era pequeñito, me gustaba jugar con mi hermana a la casa y al médico. Más tarde cuando crecí un poco, bueno, dejé todo eso y me interesé en otras actividades. Me reunía con algunos muchachos de la cuadra, cerca de la casa y participábamos en algunos deportes. Si mi hermana me invitaba a jugar a la casa, pues, yo le respondía que yo era demasiado grande para jugar esas cosas, y que yo estaba ahora interesado en el fútbol, por ejemplo. O sea que, tenía un nuevo horizonte. Pero entonces llegó el día en que no solamente perdí el interés en jugar fútbol, sino que ya no podía hacerlo, porque estaba además interesado en otras cosas. O sea que, mi horizonte se había extendido.

Comments

Popular posts from this blog

Romans Capítulo 1

Romanos