Romanos Capítulo 1 (A)
Quizá usted recuerde lo que se le dijo a Pablo cuando se convirtió en el camino a Damasco. Primero Pablo preguntó: ¿Quién eres, Señor? Él le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Entonces fue cuando Pablo llegó a conocerle como Su Salvador personal. Pero entonces, Pablo le hizo una segunda pregunta: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Ésa es la pregunta importante aquí; pues, al hacer esa pregunta, Pablo se hizo esclavo en el servicio a Jesucristo. ¿No le parece a usted que esto es algo maravilloso?
Volviendo ahora al estudio del primer versículo de Romanos, vemos que él no solamente es un esclavo o siervo de Jesús, sino que también se identifica como Su apóstol, como alguien que ha sido llamado apóstol. No quiere decir esto que fue llamado para algún día llegar a ser un apóstol, sino que nos explica qué clase de apóstol era Pablo. Nos da a conocer que Cristo mismo lo llamó para ser un apóstol; que él fue llamado para desempeñar ese oficio. No fue algo que Pablo escogió. El Señor Jesús le dijo que sería Su testigo.
Este hombre, pues, primero se identifica a sí mismo como siervo o esclavo de Cristo, y entonces es apóstol llamado. En realidad, éste es el único tipo de persona que Dios puede usar como Su siervo: la persona que Él haya llamado o escogido. Desafortunadamente, hoy en día, hay demasiadas personas en el ministerio, como Pastores u obreros cristianos, que nunca fueron llamados por Dios. Pablo pudo decir en 1 Corintios 9:16: ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
En el Antiguo Testamento hay un caso similar en el profeta Jeremías, quien fue llamado en su niñez. Fue debido a ese llamado, que Jeremías pudo decirles a los falsos profetas, que Dios les había dicho a ellos, según Jeremías 23:21: No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. Con todo esto hay que llegar a la conclusión, que Pablo fue un apóstol llamado.
Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta que una de las cosas que eran necesarias para poder ser un apóstol, era el haber visto al Cristo resucitado. Pablo le vio. Él nos dice en 1 Corintios 15:8: Y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Pero, había otra marca que era un distintivo de un apóstol de aquel entonces; esa marca era que un apóstol debía tener lo que se podría llamar, un don que sirviera como señal. Pablo dijo que podía hablar en lenguas. En 1 Corintios 14:22, dice que el hablar en lenguas es una señal especial para los incrédulos. De modo que, creo que este don por lo menos en parte consistía en poder hablar y testificar de Cristo en su propio idioma, a los que no conocían el griego, el latín o el hebreo que Pablo hablaba normalmente.
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